0
Fin
on
19:50:00
Hoy tiré los papeles en blanco y cuadernos viejos sobre el escritorio. Todo mezclado, revuelto; lo que había logrado hasta entonces y lo que me quedaba por completar. Es todo tan loco. Siempre lo mismo, tan cíclico. Cuesta tanto llegar al final de algo. No importa si estuviste corriendo durante una hora o si fue simplemente una carrera de velocidad. El último tramo siempre es más difícil que el comienzo, o eso nos parece. Aunque si lo pensamos tendría que suceder al revés; porque es al comienzo cuando uno ve lejos su meta y un poco difusos puede notar a simple vista los primeros obstáculos. Al principio es cuando uno se para frente a ese camino que eligió, es ahí cuando a un lado de la ruta puede leer el cartel que indica - y advierte- que después de kilómetros de esfuerzo, recién, está eso a lo que queremos llegar. Pero no, como somos personas optimistas no lo pensamos así que no resulta para nada desalentador, es más en lugar de desalentar nos moviliza las ganas de comenzar a caminarlo cuanto antes. Un paso tras otro, aunque a veces algunos siguen tan motivados que alcanzan a correr bastante y otros que hasta creen que saltar los va ayudar a llegar antes de lo que los demás esperan.
De una manera u otra - más tarde, más temprano- todos llegamos al tan anciado tramo final (y si que lo hemos esperado). Ahora estamos parados en la última etapa de nuestro recorrido, digamos a la vuelta de lo que buscamos, tan cerca de lo que creimos merecedor de nuestro tiempo. Llenos de experiencia, con alguna anécdota quizás. Después de haber superado la mayoría de los obstáculos y algún que otro tropezón que no llegó a ser caída para nuestra suerte. Con más ganas de terminar, ahora sí, de salir corriendo con más ganas que al principio. Sin embargo, en un momento claudicamos.
El paso que teníamos que dar hacia delante lo volvemos para atrás, nos da miedo no poder pisar tierra firme. O a veces es simplemente cansancio, uno se pone reflixivo juuuusto en ese momento y comienza a pensar -dudar- si lo que está tan cerca realmente vale la pena. Si valió la pena dejar atrás lo que sea que se haya dejado, si vale ese sacrificio. (¿Cuándo vamos aprender hacer las cosas a tiempo?Yo. Creo que jamás.) La seguridad que tuvimos la principio es tan necesaria ahora como en el primer paso y no vendría para nada mal un empujoncito.

Y así estoy, faltando tan poco. Dudando, dejando pasar el tiempo. Pero ya no lo manejo, el tiempo me se va de las manos. ¡Es hora de dejar de pensar!
Avec Amour. M.
Publicar un comentario