Hay un nuevo "él y ella"
A veces las heridas de viejos amores te vuelven cobarde, cobarde o previsor. Hay movidas de tablero que ya conocés. Si al menos le hubiera correspondido aquel nene que le encantaba a los dieciseis, cuando el amor está en la cúspide de la pureza. Pero no, pobre ella. Aprendió a caminar y a los dos pasos ya tenía una piedra en el medio.Así que ahora, con el sol sobre sus hombros, a reflexionar un minuto -sobre él-. Pero ¿quién puede pensar bien entre el miedo y la resignación? Espero que no quiera salir corriendo.
Él su historia no la conoce y , además de cargar con una medida de orgullo y dos gotas de ego, también tiene algunos cuentos por contar.Sin embargo, tengo la esperanza de que sea él quien le enseñe a ella que a veces está bueno caminar lento.